El secreto para lograr una Textura Perfecta en carnes magras (como la pechuga de pollo o el lomo) que no queden secas es doble: salar la carne antes de cocinarla y dejarla reposar después.
Cómo hacerlo:
- Salado Previo: Sazona generosamente la carne con sal al menos 30 minutos antes de cocinarla. La sal ayuda a que las fibras musculares retengan la humedad durante la cocción.
- Cocción: Cocina la carne hasta justo antes del punto deseado.
- Reposo: Transfiere la carne cocida a una tabla de cortar y déjala reposar sin cortarla durante 5–10 minutos. Durante este tiempo, los jugos internos se redistribuyen, asegurando que la carne se mantenga jugosa cuando se corte.
Nota: Si cortas la carne inmediatamente, todos los jugos se escaparán.
